34). Iglesia, dinero y poder

34). Iglesia, dinero y poder

 

Considero que la búsqueda de dinero constituye el mal principal de la Iglesia católica (por lo menos la mexicana) en nuestros días. Ya Jesús lo había dicho en su tiempo: “Nadie puede servir a dos patrones al mismo tiempo, necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y  despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.” (Mt 6, 24). La llegada del nuevo Papa Francisco –con los gestos de sencillez y humildad que ha mostrado– abre una posibilidad de conversión para la Iglesia universal en este aspecto.

 

En México desde hace varios años (sería interesante hacer un estudio al respecto), la Iglesia católica ha ido cayendo en lo que se conoce como “pecado de simonía”. ¿En qué consiste la simonía? Es el hecho de lucrar con las cuestiones religiosas. Comercializar con los sacramentos, bendiciones, misas, etc., con el fin de enriquecerse. Es una manera de prostituir a la Iglesia. La búsqueda de dinero, y con éste de poder, es una tentación constante de nuestra naturaleza humana. Por eso mismo Jesús decía: “o Dios o el dinero”. Desde los orígenes mismos del cristianismo hubo una persona llamada Simón el Mago, que es criticada por los apóstoles por querer enriquecerse a costa de la predicación y del poder del Espíritu Santo (Cfr. Hechos 8, 9-24). Es verdad que la Iglesia (una parroquia por pequeña que esta sea) necesita de medios materiales para poder subsistir: luz, agua, salarios de los empleados, etc. Sin embargo una cosa es el dinero que se emplea para la administración parroquial, y otra el dinero que buscan ciertos sacerdotes para enriquecimiento personal. La gente se da cuenta.

En Europa me parece que las cosas son más claras en este aspecto. El sacerdote recibe una cantidad mensual equivalente al salario mínimo de su país ($750 euros mensuales, aprox.), así sea vicario o párroco; viva en la ciudad o en el campo; en una parroquia grande o pequeña. En México las cosas son distintas, el “salario” sacerdotal depende más bien de la “convicción personal” de cada persona, ya que pocas son las parroquias que están bien administradas, no sólo pastoral y litúrgicamente sino también económicamente (esto último es más difícil). Algunos co-hermanos míos sacerdotes hablan de “promoción”, o de estar en una “buena parroquia”, cuando se encuentran en parroquias que dejan más dinero, no necesariamente  que presenten más desafíos pastorales.

Es lamentable constatar en ciertas parroquias el comercio cínico y descarado que se ha hecho con las misas de 3 y 15 años, primeras comuniones y matrimonios. Hay tarifas prácticamente para todo: con o sin alfombra, con o sin flores, con o si música, ya sólo falta con o sin homilía. Preparaciones “express” y al “vapor” que en el fondo no tienen ninguna preocupación por la evangelización de las personas, sino por sacarles la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible.

Yo también soy sacerdote y me duele constatar que varios co-hermanos míos hayan cambiado el sagrario por la caja fuerte. ¿Y yo mismo? Considero que tengo lo necesario para vivir correctamente. Nunca he buscado enriquecerme a partir de la Iglesia. De hecho mi patrimonio principal son mis libros, y siendo profesor de universidad, mis entradas y salidas están relacionadas con todo lo relacionado a la educación (congresos, cursos, libros, etc.).

Una Iglesia más pobre es una Iglesia más creíble, más profética, más evangélica. Que el Señor no dé el deseo de buscarlo a Él y no caer en la idolatría del dinero. Amén.

 

Vista Hermosa, Tlalnepantla, Estado de México, 2 de Septiembre de 2013

6 comentarios en “34). Iglesia, dinero y poder

  1. Armando Morales

    Querido amigo, Sin duda un tema que con lleva una enorme presencia de humildad el escribir de esta manera. Que Dios continue haciendo de tu vida un camino de ejemplo para otros que buscan tambien actuar en favor de su hermano.

    Gracias por tu amistad.

  2. Alguien desde facebook ha escrito lo siguiente, que me parece importante: Simonía consiste en vender-comprar los sacramentos: pecan los dos (quien compra y quien cobra). Lucrar con los estipendios es otra cosa: traficar con los estipendios, con la intención de acumular ganancias. La Iglesia católica está formada por todos: laicos, consagrados y clérigos. En todo caso, no podemos generalizar. Saludos

    1. Mi respuesta es la siguiente: Es cierto que es un pecado no sólo de los clerigos sino también de laicos. Ciertamente para muchos laicos es más comodo pagar que ser evangelizados. Sin embargo pienso que la responsabilidad mayor la llevamos los sacerdotes, que no hemos sabido (por nuestra propia conveniencia) formar bien a los laicos. Gracias por el aporte.

  3. don fer

    es verdad lo que dice, y hago oración constante al respecto, el dinero corrompe, aleja, envicia, aleja y enajena, aun así quienes consientes de su situación y estado de vida haga lo propio al respecto, ni compre ni venda, sino solo sirva, expreso mi admiración y el compromiso que contrae y a uno que es parte del sistema, pues ni yo sabia que catequizo en pre sacramentales que mi catequesis era retribuida a la institución, vaya mi aporte a mencionar a ella que las dádivas que le soliciten tengan la intención de ser ofrecidas a Dios y no al párroco que quien se condene y juzgue no sea uno, pero que consiente lo haga como ofrenda a Dios como los antepasados del pueblo Judío.

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