Bendita tú eres entre todas las mujeres


15. Bendita eres entre  las mujeres

 (Reflexión en el año de la fe)

Una vez que María ha aceptado ser la madre del Señor y que al mismo tiempo ha aprendido que su pariente Isabel –ya anciana– está en su sexto mes de embarazo, corre a la montaña de Judá para ponerse a su servicio. El evangelista Lucas, 1, 39-56, nos narra el encuentro ético-espiritual entre esas dos mujeres judías: “Entró María en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Este pasaje nos permite reflexionar sobre la dignidad de la mujer desde dos puntos de vista: desde la perspectiva misma de la mujer y de la del hombre.

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